Sainte-Marie, la isla de leyenda de Madagascar
Frente a la costa oriental de Madagascar se sitúa uno de los destinos más bellos de la Gran Isla: Sainte-Marie también llamada “Nosy boraha”. Larga de unos sesenta kilómetros, propone un pico de actividades especialmente, durante el período estival de junio a septiembre durante la migración de las ballenas jorobadas.
Al igual que los malgaches, los turistas venidos de cuatro rincones del mundo afeccionan particularmente este pequeño pedazo de paraíso por su tranquilidad y la belleza de sus paisajes.
Una antigua guarida de los piratas
Navegantes portugueses descubrieron la isla hacia 1506, el día de la Asunción, al escapar de un naufragio. Dieron a este lugar descubierto el nombre de: “Santa Maria”. Ésta fue una de las cunas de la piratería, en el Océano Índico de 1684 a 1724 y se convirtió después en una base estratégica para muchos piratas tales como Thomas Tew, Plentain, Thomas White, David Williams y La Buse.
La ciudad de Sainte-Marie
La gran bondad de la población local se encuentra la primera ventaja de la región. El centro llamado: Ambodifotatra. Se trata del punto más animado donde se encuentra allí los establecimientos de vida práctica de los habitantes como los bancos o el correo. La locación de dos-ruedas queda el mejor medio de desplazarse por la ciudad y por sus alrededores.
A proximidad de los lugares se eleva la iglesia más vieja de Madagascar: la iglesia de Sainte-Marie que estuvo construida en 1857.
El espectáculo de las ballenas
Durante el invierno austral, el litoral acoge importante grupo de ballenas jorobadas migrando desde la Antártida hasta el canal de Sainte-Marie. Disfrutan también de este período para reproducirse y efectuar espectaculares ballets bajo la mirada maravillada de los visitantes.
Una fauna y una flora endémicas
El territorio resguarda también una fauna y una flora muy rica cuya mayoría está en extinción. Así, se encuentra allí, por ejemplo, diferentes tipos de orquídeas como la Reina de Madagascar y muchas especies de lémures.
Además, Sainte-Marie está reputada por el cultivo del clavo, de la vainilla, del café y de la canela. De esto viene su otro apodo: “isla jardín”.
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