Beneficios del turismo ecuestre: otra forma de viajar
Viajar es un placer: trasladarnos a otros mundos, a otras culturas nos aporta una sensación de desconexión y libertad. Pero hay formas de viajar y viajar: no es lo mismo hacerlo de mochilero que de resort, al igual que no es lo mismo viajar paseando por ciudades o por parajes naturales que hacerlo montado a caballo.
El turismo ecuestre es una forma de viajar que nos permite disfrutar de pleno de, sobre todo, parajes naturales de gran valor. En países como Brasil o Argentina, donde el patrimonio ecológico es un auténtico regalo, disfrutar del turismo ecuestre multiplica nuestra conexión con el entorno al vivirlo a lomos de un animal noble que supone otro regalo.
Entornos como la Pampa Argentina, donde encontramos ofertas como la del turismo ecuestre Ampascachi, recorrerla de principio a fin viviendo la vegetación y participando de la naturaleza como supone hacerlo a lomos de un caballo, resulta toda una experiencia revitalizadora.
Reducción del cansancio
El primer beneficio palpable de viajar a caballo es la reducción del cansancio que nos puede suponer hacerlo a pie. Vastos terrenos de territorio, como la referida Pampa, pese a su belleza y a lo agradable de recorrerlos, pueden llegar a cansar, tanto físicamente, como visualmente al no poder apreciar cada matiz debido a la fatiga.
Hacerlo a caballo nos permite recorrer kilómetros sin apenas desgaste, y pudiéndonos centrar de pleno en apreciar un paisaje que es un auténtico regalo para los sentidos.
Alcanzar lugares inalcanzables
En lugares montañosos o con senderos escarpados, recorrerlos a pie supone añadir un extra de esfuerzo a una caminata ya de por sí contundente para poder apreciar perspectivas privilegiadas. Por no hablar de hacerlo en coche, que por muy todoterreno que sea, no puede acceder a espacios donde la pendiente sea pronunciada.
El caballo es un animal muy versátil, resistente y ágil, por lo que no nos costará introducirnos en lugares inhóspitos con él, sintiéndonos auténticos exploradores y aportando un extra de aventura a la experiencia.
Disfrutar de la naturaleza en su plenitud
No hablamos únicamente de los paisajes sorprendentes, sino del caballo en sí: un animal noble, de gran belleza y cuya monta crea sensaciones agradables y calmadas.
El simple trotar ya crea unas emociones que eliminan todo estrés y resulta totalmente terapéutica, por lo que añadir un entorno acorde supone el mejor de los tratamientos contra la ansiedad y cualquier dolencia relacionada con el ritmo acelerado de la vida.
Por otra parte, que el animal esté bajo nuestro control ayuda a una mejora en la capacidad de atención e inculca sentimientos como el respeto y la responsabilidad, ya que no lo estamos sometiendo a nuestra voluntad, sino coordinándonos con él para un disfrute compartido.
En definitiva, son muchos los beneficios del turismo ecuestre, pero cabe destacar que no existe mayor comunión con la naturaleza que visitarla a lomos de una de sus creaciones más majestuosas.